Comienza en los Urales el juicio contra el asesino que mató a martillazos a siete personas hace 32 años

A finales de 1992, Petrichenko, que llevaba una vida de vagabundo, conoció a la pareja Gilev y a su amigo Verzakov en la estación de tren de Ekaterimburgo. Juntos se dirigieron a Kamensk-Uralsky, donde planeaban celebrar el Año Nuevo con la familia Ivanov.

Ludmila Ivanova, de 37 años, trabajaba en una tienda, y su esposo, Vladimir, era conductor de autobús. Tenían una hija, Sveta, de 12 años, y un hijo, Andrey, de 13. Nadie podía imaginar cómo acabaría aquella celebración.

Según la investigación, Petrichenko decidió robar a la familia. Adulteró el alcohol con clonidina para adormecer a los adultos y luego los mató a martillazos. Atrajo a los niños uno por uno a la cocina, donde también los asesinó. Después, robó dinero, ropa y objetos de valor por un total de unos 86 000 rublos (alrededor de 150 000 rublos de aquella época).

Días después, los vecinos llamaron a la policía debido al extraño olor que salía del apartamento de los Ivanov. La escena que encontraron conmocionó incluso a los agentes más experimentados.

El caso permaneció sin resolver durante años, hasta que en 2025 los peritos forenses analizaron de nuevo las pruebas halladas en la escena del crimen. Se realizó una prueba de ADN de Petrichenko extraído de colillas, botellas y muebles, y un análisis dactiloscópico con el sistema PAPILLON, que confirmaron su implicación en el asesinato masivo.

El asesino fue detenido en la región de Amur, donde vivía bajo su nombre real junto a su esposa e hijo. Según la fiscalía, confesó plenamente su culpa, y ahora se enfrenta a la cadena perpetua.

Fuentes:

• www.ural.kp.ru
• www.e1.ru